Juan tenía solo 12 años, cuando en vísperas navideñas salió en su bici a hacer maldades por su barrio.
El chico rompió varios adornos de las casas, algunas ventanas y arrojo basura a los jardines.
Nunca quiso hacerle caso a sus padres, a el le gustaba ser malo.
Esa noche hizo varios destrozos en las casas vecinas, fue a una casa en particular muy decorada e iluminada.
Al acercarse miro a través de una ventana y vio a una anciana leer un libro al calor de la chimenea.
El chico aprovecho que ella estaba sola y destrozó varios adornos que ella tenía en su jardín. Llegó hasta la puerta y comenzó a orinar, en ese momento la anciana abre la puerta descubriendo todo lo que había hecho.
Ella le pregunto porque hizo esa maldad, el respondió porque quería y podía hacerlo.
La anciana le dijo que sólo le hacía falta un poco de afecto y chocolate caliente para mejorar ese mal comportamiento.
Juan se burló de ella, pero la anciana le invito amablemente a pasar a beber una taza de chocolate.
El chico no lo dudo ni por un segundo, la anciana estaba sola y el creyó que estando en la casa podía hacer más maldades.
Ambos entraron a la casa, el se sentó en un sofá mientras ella le llevaba el chocolate.
Mientras el niño estaba bebiendo ella le contó una historia sobre un chico malo que hacía travesuras y tuvo consecuencias.
Cuando ella terminó la historia Juan comenzó a reír a carcajadas, burlando a la anciana.
Luego comenzó a patear todo a su alrededor, rompiendo varias cosas de la casa, se le fue encima a la anciana intentando golpearla.
En ese momento todo a su alrededor comenzó a cambiar, se veía oscuro y abandonado, solo una lámpara vieja iluminaba a la anciana que se veía como una calavera espeluznante.
Juan comenzó a gritar de miedo e intento correr hacia la puerta, pero está lo tomo por los brazos y lo empujo hacia dentro.
Ella le gritó en la cara que los chicos malos irían al infierno, que el tuvo la oportunidad de cambiar y no la aprovecho.
Juan se orino del miedo, y suplicaba entre gritos y llantos que no le haga daño, que el sería bueno con sus padres y vecinos.
Ella se rió a carcajadas y le dijo que ya era demasiado tarde, lo asustó un rato más y luego lo dejo ir, el le juro que iba a cambiar.
Salió de aquel lugar temblando y llorando, se fue directo a su casa.
Luego de eso Juan paso la navidad con su familia sin decir una palabra de lo ocurrido.
Al día siguiente fue a cada casa donde había estado haciendo sus maldades a limpiar y arreglar el desastre.
Cuando paso frente a aquella casa descubrió que estaba abandonada.
Después de aquel día el jamás fue grosero ni malo con ninguna persona más.
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