El autobús ucraniano – Cuando visité Ucrania en el 2019 antes de todo este conflicto armado, quería ir a Poliske un lugar de los muchos abandonados en esa región. El guía en Kiev me dijo que tomará un autobús hasta una intersección en Briak y allí lo más posible era que tuviera que caminar unos 15 kilómetros. Sobre el lugar tenía mucha información pero lo que me ocurrió en el trayecto sería más espantoso que encontrarme con una ciudad fantasma.
Llegué a la intersección cerca del mediodía recuerdo le dije al chófer del autobús que se detuviera allí, me miró como espantado por mi locura de bajarme en esa zona.
Me detuve en la intersección miré el mapa y tomé el camino.
A los 10 minutos de caminata, en medio de un desierto,veo acercarse un autobús de esos que vemos en las películas rusas de los años 80, su aspecto oxidado daba la sensación que le quedaban horas de vida antes de entrar al desguace para materias primas.
Hice una seña, era una suerte encontrarme con un vehículo en la dirección a Poliske, allí no vivía nadie, mi objetivo era tirar unas buenas fotos y hacer un vídeo para mi canal de Youtube.
Cuando el traste con ruedas se detuvo, saqué dinero para pagar, pero el conductor hizo un gesto de negación y la invitación a pagar,sin mirarme a la cara, cuando entre en busca de un puesto para sentarme, me sorprendió que fueran tantas personas al sitio, supuestamente allí no iba nadie, bueno eso me habían dicho en Kiev.
En total eran 21 personas con el conductor me senté frente a una niña rubia y pensativa, pasado unos minutos le pregunté con quien viajaba, ella me miró, sonreír y dijo:-con usted.
Sonreí : ¿vives en Poliske?
-No; hace mucho no vivimos en ningún lado señor- respondió, yo hice un gesto saque un chocolate y le brinde a la niña. Ella negó con la cabeza, y entonces me concentré en el paisaje mientras saborear toda la tableta de chocoibarra.
Transcurrido unos minutos el autobús ucraniano se detuvo.
Entonces una mujer enorme entró al autobús, ella vestía ropa blanca y traía un farol en su mano a plena luz del día, le acompañaba otra niña que también vestía de blanco, aunque ambas se veían sucias, desaliñadas y con rostros demacrados.
No me creerán pero cálculo que estaría por encima de los dos metros de altura aquella señora. Por cierto no me había fijado en ningún pasajero solo en la niña que tenía frente a mí.
Cuando hice una observación me llamó la atención, al parecer iban para una fiesta de disfraces, todos vestían ropas anticuadas de los 70 u 80, no sé decir con exactitud pero me parecer muy curioso, y me preguntaba si tal vez habría fiesta en el pueblo abandonado.
La mujer gigante y la niña se sentaron detrás de mí y yo seguí hablando con mi compañera de viaje.
-¿Qué edad tienes?, pregunté a la chiquilla con la cual había hecho lasos de amistad.
-Hace mucho que tengo 8.
-Jajaja,-sonreí y respondí:-yo hace mucho tengo 36.
-Debería bajarse, -me dijo susurrando
-¿Por qué? Le pregunté- -¿te molesta que converse contigo?
-¡Debería bajarse!-gritó, de tal forma que me asustó, vaya grito de espanto dio la mocosa.
Los demás del autobús ni se inmutaron con el grito.
La mujer gigante detrás de mí dijo:-ya se acabó el tiempo señor.
En cuestión de segundos el autobús perdió el control, comenzó a dar zig-zag, algo me golpeó la cabeza vi los viajeros volar por los aires y aquel tareco de los años 80 voló por una pendiente yo traté de sostenerme, mientras aguantaba con mi otra mano a la niña.
Ahí perdí el conocimiento.
Por unos instantes desperté todo era sangre pedazos de cuerpos por donde quiera, de mi mano colgaba uno de los brazos de la niña que intenté salvar entre la confusión.
Casi sin poder llamé a emergencias con mi móvil que por suerte permanecía en mi bolsillo, entonces me desmaye, mi cabeza sangraba mucho.
Horas después desperté en una ambulancia y un policía me cuestionaba que había sucedido.
Pero volví a perder la conciencia.
Dos días después en el hospital estaba mi guía de Kiev y algunos amigos, más el policía que había visto en la ambulancia, este me dijo: -podemos hablar ahora o deseas descansar.
-Me duele la cabeza pero creo poder conversar.-respondí
-Dígame entonces si recuerda que le atacó que ha dejado inconsciente.
-Nada me atacó oficial, fue debido al accidente.
-¿Qué accidente?-preguntó
-El del autobús….y conté la historia.
Cuando terminé me dijo: – debe ser producto al golpe, pero no hubo accidente, ni tampoco encontramos a más nadie que a usted.
-¡No puede ser posible!-Dije.
El día que me dieron el alta médica el policía pasó por el hotel donde me alojaba y me dijo, he traído algunas fotos que quiero que vea.
Allí estaba el autobús y los pedazos de cuerpos humanos, los cadáveres identificados eran las personas que había visto, excepto la niña que intenté salvar, pero la sorpresa era que estas fotos fueron tomadas en 1979.
Envío; Salim Rodríguez.