El borracho que invitò a la muerte a su boda

El borracho y la muerte. Escrita por: Roberto Negrete

¿Hasta dónde puede llegar un comentario fuera de lugar?

El borracho y la muerte – Esta historia que me contaron hace más de 30 años de la cual circulan muchas versiones ¡tal vez te dé una respuesta! . . . ‼️

Un joven pidió la mano en matrimonio de su novia y los padres le dieron cuatro meses de plazo para casarse , este salió feliz de esa reunión y se metió para celebrar a una cantina, ya ebrio decidió marcharse a su casa.

Era muy avanzada la noche y se le ocurrió tomar un atajo, la luna alumbraba mucho y dijo, cruzaré por el cementerio ¡vengo muy feliz! y nada me pasará, de repente a medio panteón ¡trás! ¡tropezó con algo! y se fijó.

¿Con qué se había caído!?, ¡era un cráneo con las cuencas vacías!, este lo levantó e ¡influenciado por los efectos del alcohol! le dijo, ¡híp! ¡no te conozco! ¡ni sé quién serías en vida! pero estoy tan contento porque me voy a casar ¡híp! ¡qué te invito a mi boda!, ¡allá te espero! ¡híp! y lo dejó donde lo había tomado, ¡vaya macabra invitación!, aquel joven llegó a su casa por fin y siguió con su vida rutinaria.

El tiempo pasó volando y se llegó la fecha esperada, se realizó la ceremonia religiosa y luego se reunieron todos en salón para la fiesta, los novios atendían a sus invitados y ella le preguntó al joven marido ¡señalando hacia una apartadas mesa!, ¿esa mujer la invitaste tú? y él le contestó que ¡no!, después ambos le preguntaron a sus familiares ¡pero no iba con ningunos de ellos!, así que les dijeron a los meseros ¡qué no la atendieran! ¡para ver sí se iba sola!.

Pero pasaron las horas ¡ya muchos se habían ido! y ella ¡seguía sentada sola en aquella mesa del rincón!, el joven intrigado decidió acercarse a la mujer y le preguntó, ¡oiga! ¿la invitaron? o ¿viene usted con alguien?, ella le contestó, ¡no vengo con nadie! ¡pero sí me invitaron!, luego él le volvió a preguntar, ella le dijo cuestionándole, ¿es así cómo tratas a tus invitados? ¡tú me invitaste!, él le contestó, ¡yo a usted no la conozco!, ella le comentó, ¿¡eres pendejo!? o ¿te haces?, acuérdate que me levantaste del suelo del panteón y ¡me invitaste personalmente!.

”Aquella mujer se agachó y cambió su apariencia para que le creyera” pero cuando levantó el rostro ¡era el de una difunta espantosa! y le dijo ¡con una voz que hacía eco en sus oídos!, ¡no vuelvas a hacer la misma tontería! porque para otra vez ¡te llevaré conmigo al mundo de los muertos! ¡maldito borracho!.

Se levantó, dió unos pasos y ¡Fhlúuu! ¡se esfumó ante su mirada!, aquel joven palideció y ¡se quedó con la boca y los ojos abiertos de la impresión!, ahora ya sabes ¡QUÉ DEBES DE MEDIR TUS PALABRAS! sobre todo ¡CUANDO LE HABLAS A UN MUERTO!.

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