Me dedico a hacer ataúdes, por lo tanto vivo rodeado de muchas piezas de estos, algunos nuevos y otros usados, por eso he vivido tantas historias de miedo y a cotinuación les contaré una.
En una ocasión llegó a mi taller un ataúd usado,el cádaver que había estado en su interior llegó a un avanzado estado de descomposición.Este cádaver fue rescatado del mar cuando los gases de la descomposición lo pusieron de nuevo a flote y desafortunadamente aún en el cuerpo se podían ver las marcas de la extrema tortura y violencia que lo llevaron a la muerte,su familia logró reconocerlo y velarlo por corto tiempo, pues finalmente no tuvieron otra opción más que cremarlo.
Así que la caja en la que lo transportaron quedó inservible,era tanto el grado de descomposición del cuerpo que incluso se quedaron partes de su piel adheridas a la caja y apestaba horrible,ahora era tarea de nosotros ver que podiamos hacer con ese ataúd.
Cuando mi papá llegó al taller abrió la caja y la puso al sol para ver si había posiblidad de que así se disipara el hedor.Dejó la caja ahí asoleándose mientras él se puso a trabajar y así se nos pasó el día y por la noche el ataúd se quedó en el patio.
Nos disponiamos a dormir cuando unos llantos demasiado fuertes y claros interrumpieron el silencio de la noche. Realmente eran unos llantos demasiado desgarradores que de inmediato, salimos a ver si alguién necesitaba ayuda o a ver qué pasaba porque a esas horas en el pueblo casí no había gente en las calles.
Grande fue nuestra sorpresa cuando al salir pudimos comprobar que los llantos venían del ataúd de en medio del patio, el cual ahora se encontraba totalmente cerrado.Acostumbrados a estos extraños gajes del oficio mejor nos metimos a dormir de nuevo y dejamos ahí mismo la caja sin hacer nada ante aquellos llantos.
Al siguiente día la caja seguía en el patio y los perros de la casa comenzaron a ladrarle a la caja,pero sus ladridos eran preocupantes,como si trataran de ahuyentar a un animal o algo malo,por más que tratabamos de controlarlos,los perros no hacían caso,le gruñian a la caja y se arrojaban contra esta intentando morderla,hasta que mi papá les dijo:
— Ya dejen al muchacho, no les está haciendo nada—
Recuerdo que en ese tiempo trabajaba con nostros un viejito,siempre se levantaba muy temprano,a las 6 de la mañana,a calentar su agua para bañarse.Casualmente el ataúd estaba muy cerca de donde él juntaba su lumbre y en una de tantas mañanas, antes de que saliera el sol,entró el señor corriendo mientras gritaba visiblemente asustado:
— ¡La caja! ¡La caja se está moviendo! ¡Ahí adentro hay algo y le pega cómo si se quisiera salir! —
Mi papá salió a comprobar aquella afirmación con sus propios ojos y en efecto,la caja se estaba moviendo y se escuchaba como alguien golpeaba fuertemente dentro de esta,pero nuevamente tratamos de calmarnos y seguimos sin hacer nada.
Lo más cabrón de esta historia fue que un día vino un niño a jugar al taller,era hijo de un señor que vino de visita y mientras estaba jugando con su balón lo aventó hacia el ataúd.De pronto el niño regresó y le dijo a mi papá:
— Señor, alla adentro de esa caja hay un muchacho y dice que lo agarre de su mano para que lo ayude a salir —
Todos en el taller nos quedamos mudos de la impresión y mi papá,un hombre sabio en estos temas,con muchos años de experiencia en el mundo de la muerte le dijo al niño:
— Niño, fuiste el único con el que ese muchacho ha hablado,tú eres el único que se puede comunicar con él,dile que tiene que descansar en paz,su situación ya no tiene remedio y nadie más lo puede ayudar —
Pero en el fondo mi papá tenía otra preocupación ¿y si aquel fantasma se quería llevar a alguién más para no estar solo? ¿y si por eso fue que le habló al niño? Así que buscaron una señora que le rezara a la caja y la bendijera con agua bendita y fue mi papá quien directamente le habló a la caja.
— Mira muchacho, tú ya estas muerto, ya no eres parte de este mundo y ahora tienes que descansar en paz —
Después de ese día todo regresó a la normalidad,el ataúd todavía lo tenemos en el taller,incluso no es el único que vino en compañía de un fantasma,aún así decidimos conservarlos,no los hemos quemado ni tirado a la basura por que honestamente tenemos miedo de causar enojo a aquellos espiritús y tenerlos rondando en el taller de nuevo.
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Envío administrador Víctor Amaya del grupo de WhatsApp de Cuéntame tu historia de terror
Esta fue la Experiencia de El Charrito de Oaxaca, un joven fabricante de ataúdes que hace unos años sorprendió a México con su escalofriante relato ocurrido en su taller
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