El secreto del sepulturero

El secreto del sepulturero

By | agosto 15, 2023

El secreto del sepulturero – Arístides fue el sepulturero en mi pueblo desde que tengo uso de razón, siempre se le veía en el cementerio, ya fuera de día o de noche, muchas personas decían que vivía allí, yo no lo creía alguna vez lo vi en la calle y era completamente diferente, un tipo bien vestido, se podría decir que mucho para su labor, bueno podría ser que uno juzga las personas por lo que hacen.

El punto en todo esto, es que Arístides como a todos los que el les dio sepultura, también murió, un hombre más joven lo reemplazó y le dio el último adiós en la tumba, al parecer Arístides no tenía a nadie más, así que la parroquia que era quien administraba el cementerio se encargó de su entierro y de todo.

El nuevo sepulturero, también permanecía mucho tiempo en el cementerio.

Pero antes que llegara la noche se marchaba, él decía que había un cuarto donde se podía dormir, pero después que llegaba la noche en aquel cuarto se escuchaban cosas extrañas, voces pidiendo ayuda, pasos en el pequeño cuarto y el movimiento de objetos, la primer noche el pensó que tal vez eran ratas o cualquier otro animal, pero los lamentos no se podían confundir eran personas que pedían ayuda, así que el simplemente optó por irse temprano siempre y no permitir que le llegara la noche allí .

Una tarde en el pequeño pueblo hubo un vendaval, el aguacero era tan fuerte que impedía que las personas circularan normalmente , las autoridades llamaban a todo aquel que estuviera en sus casas, a no moverse a ningún lado, ya que la tormenta sería casi toda la noche, el nuevo sepulturero no le quedo de otra, quedarse a dormir en el pequeño cuarto, tenía miedo pero no había más que hacer.

A las siete de la noche se encerró en el cuarto y con una manta se tapó hasta la cabeza, pensó que el miedo no lo dejaría dormir y mucho menos aquellos lamentos, pero para su asombro, no sintió nada y muy pronto se quedó dormido, la lluvia al caer en el techo lo arrullaba.

El secreto del sepulturero

El secreto del sepulturero

Pasada la media noche, ya había escampado cuando el sepulturero sintió unas manos que lo movían.

No un par de manos, muchas manos, despertó muerto del susto que pasaba allí, pero la verdad es que allí no había nadie, suspiró, todo era un sueño, pero en ese momento, se empezaron a escuchar los lamentos, y la cama donde dormía que más que cama eran unas tablas, se movía como si alguien quisiera sacarlo de ella, escuchar esos lamentos era algo terrorífico, las voces se escuchaban claras, “ayuda“.

Después de esto no pudo dormir más, sólo hasta que el primer gallo dio su canto no se calmó todo, si, todo quedó en silencio, el nuevo sepulturero pensó en ir a renunciar donde el párroco, no quería vivir una noche más como esta, las tablas que hacían de cama se habían movido y algunas caído por las sacudidas que se sintieron en la noche, el fue a acomodarlas, cuando pudo ver que debajo de estas tablas había un espacio bastante grande, así que las movió para ver que había allí.

La sorpresa que se llevó fue aterradora.

Debajo de la improvisada cama había un espacio de más de tres metros, llenos de cadáveres, aquello era algo siniestro, todas esas calaveras ahí amontonadas, el había dormido sobre ellas, sin pensarlo dos veces fue a la parroquia y le contó todo al sacerdote, este subió pronto al cementerio acompañado del sacristán y otro sacerdote, al igual que al sepulturero aquello los dejó sorprendidos, la verdad es que nunca visitaban aquel lugar por que sentían que era el sitio privado del sepulturero, pero aquello era algo macabro.

El sacerdote pidió sacar todos esos cadáveres y llenar ese espacio con tierra y echar un piso, los cadáveres fueron llevados a una fosa común y allí se les hizo una eucaristía, para ver si encontraban la luz, nadie nunca podrá saber por que hacía esto el antiguo sepulturero, el sacerdote cree que tal vez, practicaba el satanismo y por esto mantenía todos esos cadáveres, para el sacristán, solo era que vendía los huesos a las brujas del pueblo para hacer sus trabajos.

 

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