CETMAR 18 – Acapulco, una de las costas mexicanas con mayor afluencia turística del país, encantadora por sus playas, paisajes y gastronomía, recibe siempre a sus visitantes con los brazos abiertos, pero dentro de este paradisiaco lugar también se esconden algunas leyendas que son capaces de estremecer todos los sentidos del más valiente.
Leyendas que nos hablan de escuelas embrujadas, escuelas donde se han visto aparecidos, escuelas edificadas donde anteriormente era un panteón son algunos de los casos más comunes en los que estas instituciones educativas son envueltos en casos de terror y misterio.
Hoy hablaremos de los fantasmas del CETMAR no. 18 ubicado en Acapulco, Guerrero, para quienes no ubiquen esta institución, el Centro de Estudios Tecnológicos del Mar de Acapulco es una escuela de nivel medio superior enfocada en tecnología agropecuaria y ciencias del mar, ubicada en la carretera Zihuatanejo – Acapulco a la altura de la Playa Tabachines, que encierra una leyenda de fantasmas muy macabra.
Fundado por allá de 1981, el CETMAR 18 ha estado activo por poco más de 41 años.
Y a lo largo de todo este tiempo ha habido bastantes testimonios que afirman que han visto deambular por las instalaciones a un hombre y un niño, nada raro sería esto, excepto que mencionan que estos seres flotan, desaparecen súbitamente y se les ve rondando por los lugares más recónditos de las instalaciones.

Patio principal de la escuela CETMAR 18
Varios son los estudiantes que han reportado este tipo de apariciones o acontecimientos, muchos de ellos no le dan ninguna importancia ya que asumen que es producto de su imaginación, otros más están totalmente seguros de que entre esos muros de la escuela se esconden estos fantasmas.
La leyenda nos dice los siguiente:
Por allá de finales de los 80´s y principios de los 90´s un catedrático de nombre José solía llevar a su pequeño hijo de 6 años a su trabajo de profesor ya que no tenía con quien dejarlo y una vez terminado su turno matutino corría a dejar a su hijo a la primaria, posteriormente regresaba a seguir con sus clases en el CETMAR 18, y ya por la tarde salía de su trabajo y pasaba por su hijo a su escuela primaria.
Este era el día a día de José y su pequeño hijo, los fines de semana aprovechaban para ir a la playa, visitar museos y acuarios, muchas veces iban a nadar en algunas playas dónde las aguas fueran tranquilas, José sólo tenía a su hijo, y su hijo sólo tenía a su padre, cada uno sólo tenía al otro como familia en todo el mundo.
Pero, las tragedias no avisan, se presentan y te arrebatan la felicidad.
Así pasó un fin de semana, el hijo de José fue arrastrado por el mar, se perdió entre la inmensidad del océano, amigos de José, pescadores, lancheros lo ayudaron de inmediato a buscarlo por toda la costa, desesperados por encontrar al niño no tenían éxito, las horas pasaban y las esperanzas de encontrarlo con vida se esfumaban minuto a minuto.

Un salón de clases del CETMAR 18
Fue hasta la noche que la búsqueda se daba por terminada ante la impotencia de su padre, no había más que hacer, el mar se lo había llevado para jamás regresarlo, la esperanza de que el niño estuviese aún con vida era casi nula, y dadas las condiciones con un oleaje violento del mar se había perdido toda esperanza..
La escuela le dió 2 semanas de descanso por tan lamentable pérdida para realizar cualquier trámite legal que esto conllevara y para que pudiera estar con sus seres queridos si es que había alguno que le ayudara a calmar su terrible dolor.
Tras esas dos semanas de duelo el profesor regresó a las aulas, era evidente su angustia, su tristeza y su desgastado estado físico que le acarreó tan trágico suceso.
El profesor José ya no era el mismo.
El siempre radiante y sonriente hombre se transformó en una sombría presencia, carente de ilusiones y expresiones, siempre llevaba consigo una foto de él y su hijo en un día de pesca a la orilla del mar.
Esta foto siempre la tenía en su escritorio como el único recuerdo que le quedó del pequeño, había días que incluso se quedaba a altas horas en la escuela después de finalizadas las clases, se dice que algunas veces los conserjes tenían que sacarlo de ahi para que pudieran cerrar la escuela, otros cuentan que cuando se quedaba hasta la madrugada se le escuchaba rezar cosas inentendibles, se le veía adorando a un muñeco de trapo al cual vistió con las ropas de su difunto hijo.
Muchos cuentan que se metió a la brujería con la intención de contactar a su hijo en el más allá.
Aquel a quien el mar se llevó, asi pasaron varias noches en las que José se quedaba en la escuela por las noches hasta las madrugadas, casi no dormía, ni comía, al poco tiempo dejó de presentarse a su trabajo.

Fotografía de supuesto fantasma en la escuela CETMAR 18
Tras dos semanas de ausencia los directores del plantel comunicaron a la escuela que el profesor José había amanecido muerto de causas misteriosas en su pequeño departamento, con el muñeco de trapo al lado y las fotos de su hijo rodeandolo, muchos pensaron que fue algún tipo de suicidio pero la autopsia arrojó resultados de que no tenia signos de violencia su cuerpo ni envenenamiento por lo que se descartó de inmediato esa posibilidad, muchos dicen que murió de tristeza otros más que pidió a la misma muerte que lo llevará con su hijo para porder estar con él toda la eternidad.
Sea cual sea la realidad, la energía de estos extraños rituales que se le veía practicando al profesor ocasionalmente se quedó impregnada en el plantel, a tal grado que empezaron a reportarse algunos avistamientos de sombras, muchos dicen que era el espíritu del profesor, también se comentaba que en ocasiones se veían siluetas de un adulto acompañado de un niño y conociendo esta escabrosa leyenda estaban seguros que eran los fantasmas de José y su hijo.
En ocasiones las bancas de los estudiantes se mueven solas.
Puertas abren y cierran de formas poco usuales, la actividad paranormal es fuerte en este lugar.
Pero extrañamente, cuando sucedía esto, las apariciones venían cargadas de un espantoso olor a carne podrida, a drenaje, un olor muy nauseabundo que reportaban los alumnos y otros profesores constantemente, que casualmente coincidían con los reportes de aparición de estos entes.
Aquellos que los vieron alguna vez comentan que al materializarse el ente espectral ve fijamente a las personas, las señala para posteriormente hacerse de humo y desvanecerse en el aire, después de esto un gran frío recorre todo el pasillo y entra por la espalda recorriendo todo el cuerpo del testigo dejándolo paralizado para que segundos después corra despavorido del susto.
En la actualidad aún hay quien dice que en el CETMAR 18 de Acapulco este par de fantasmas sigue haciendo de las suyas, apareciéndose a los nuevos ingresos y dándoles un buen susto, aunque por lo que se sabía de que entró a la brujería el profesor José varios piensan que estos espíritus no son nada amistosos y solo estan en busqueda de otras tragedias, ya que cuando se aparecen de inmediato el mar se torna bravo y el oleaje empieza a violentarse.
¿Te atreverías a visitar esta escuela?
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