Los nahuales y su dominio en el sur poniente de Morelos. De acuerdo con narraciones de personas mayores, hace no mucho tiempo se tenía la idea de que en el pueblo de Tetecala, como en muchos otros lugares, existían seres humanos capaces de transformarse en algún animal y caminar así por las calles del pueblo durante la noche.
Según la leyenda, se trataba de brujos que trabajaban la magia oscura y que podían dejar sus cuerpos humanos para adoptar el de algún otro ser vivo, como perros, puercos, guajolotes e incluso gallinas.
Guajolotes
Una de las historias más conocidas es la de una mujer que vivía en una choza cerca del río.
La cual tenía 3 hijos a los que les brindaba poca atención pues siempre estaba preparando cosas en su fogón, pero no se trataba precisamente de comida.
Vecinos de la llamada “bruja” Señalaban que por las noches la mujer desaparecía y se convertía en un canino para salir a cometer fechorías a la comunidad, tal como robar maíz y diferentes utensilios, además de lastimar a algunas personas.
Un día uno de los habitantes, molesto y desesperado por la situación, luego de perder cargas de semillas, decidió esconderse para esperar al animal que todas las noches venía a su hogar para llevarse la comida.
Bruja nahual convertida en ave
Estaba cerca la medianoche y por poco se quedaba dormido cuando escuchó ruido en la cerca detrás de la pileta, entonces se asomó y miró un enorme perro negro de ojos dorados que se acercaba hasta el bidón en el que resguardaba sus alimentos.
Sintió mucho miedo y su piel se erizó de una manera exagerada.
Pero decidió terminar con la situación y quitarle la vida al animal que desde hace tiempo molestaba a los tetecalenses.
Cuando tuvo lo suficientemente cerca al can, tomó su machete y con un veloz movimiento lo pasó sobre su garganta, cortándole de tal manera que la sangre comenzó a correr sobre el terreno en el que el poblador se encontraba pisando.
Bruja herida
Impactado y con la cara llena de sangre comenzó a ver cómo el animal se revolcaba en el suelo y mientras más se desangraba más iba tomando la forma de una mujer, su cuerpo se encogía y lo que en algún momento fueron patas comenzaron a tomar forma de pies y manos.
Sin palabras, el vecino reconoció a la “bruja” y en ese momento comprendió que había sido ella quien saqueaba al pueblo, por lo que de inmediato mandó traer al cura; en cuestión de minutos decenas de habitantes estaban en el sitio.
Días después de la muerte de la criatura, los vecinos se percataron de una cosa extraña: los tres hijos de la mujer jamás fueron vistos de nuevo, nunca se encontró algún rastro de ellos y hasta el día de hoy se desconoce si tal vez “alguien” o “algo” los recogió y se los llevó a otro lado.