El platanal de la muerte – Llegamos a una zona platanera, éramos varios chicos en busca de empleo de todas las regiones del país, este lugar se llama Urabá, es reconocida por la siembra y exportación de plátano, pronto conseguí empleo.
Más de 250 trabajadores conformaban la cuadrilla de trabajo para diferentes oficios, lo fundamental para estar mucho tiempo allí, era saber de todas las labores, entre las que se debían hacer, era amanecer en unas bodegas donde se guardaban riegos y herramientas, los capataces no les gustaba que aquellas cosas se quedaran solas, así que cada tres meses a uno le correspondía amanecer allí.
La verdad era dormir en el lugar no era obligatorio permanecer despierto.
Urabá es una región muy próspera por la agricultura y la ganadería, también la pesca, también así por su auge económico, fue golpeado por la violencia.
La segunda noche que debí amanecer en la bodega, me fume un cigarrillo y me acosté muy temprano, quería estar bien descansado para el día siguiente, ya que me tocaba una de las labores más pesadas.
Pasadas las nueve ya estaba durmiendo, cuando escuché ruidos en las bodegas, movían cosas, me levanto armado nada más que de mi valor, al salir fuera veo una niebla densa que cubre todo y un frío tan penetrante que hace castañear los dientes, eso es algo que no puede ser quienes conocen esta región saben que su clima es cálido.
Se que algo no esta bien pero no puede explicar el que, escucho lamentos, en varios lugares.
Unos lamentos de dolor que cubrían todo, llenaban cada rincón, aaaay, aaaay, aaaay, tan terroríficos que mis piernas temblaban, estaba paralizado, esos lamentos hacían que mi alma se llenara del terror mas indescriptible, no podía moverme, no podía articular una palabra.
Cuando creí que lo había vivido todo, la niebla se hizo mas espesa, casi como si fuera una materia sólida , veo aparecer dentro de estas varias personas, algo inimaginable, ya que estoy en medio del platanal.

El platanal de la muerte
Son hectáreas y hectáreas de cultivos de plátano, voy a preguntar el que esta pasando, cuando puedo ver que estás personas son cadáveres, algunos descompuestos a medias, otros solo huesos, también los hay que están en perfecto estado, pero se nota que son muertos, tienen heridas abiertas que aun emanan sangre.
Quiero huir de aquel infierno de muertos vivientes, pero no coordino mis movimientos, ni pensamientos, estoy a merced de lo que éstos engendros del demonio o lo que sea quieran hacer con migo, siguen de frente a mi se que estoy perdiendo.
Estos llegan a mi altura como si no me vieran.
Siguen con sus aaay que hielan mi sangre, entre estos hay mujeres, hombre y niños, siguen de largo muchos pasan a través de mi, son fantasmas, cuando estos pasan por medio mío, mi cuerpo y mi alma se llena de esa angustia y dolor que ellos sienten.
Siento dentro de mi su dolor, pero también mi terror de lo que estoy viviendo, cada qué un ser de estos me atraviesa, el frio es insoportable y siento que me voy debilitando, dios mío entiendo que cada que esto pasa ellos se van llevando mi vida.
Eso es lo que creo hacen ir tomando vidas para que los acompañen en ese su dolor y angustia, quiero correr, pero como dije antes, no soy dueño de mi, caigo de rodillas con todas mis fuerzas perdidas, estoy muriendo, me estoy yendo a ese mundo de los muertos.
Un fantasma de aquellos, un anciano es el único que me mira, como si pudiera verme.
Intenta sonreírme con gratitud, como si no entendiera que su cara es mitad carne putrefacta y la otra mitad calavera, me hace señas que me vaya, como si de una orden del mas allá se tratara.
Mis pies responden y empiezo a caminar sin rumbo fijo, me interno en el platanal, en lugares tan desconocidos que creo que ya estoy muerto y llegue al limbo, no se decir que hice o que sucedió.
En un momento no supe de mi, desperté en la sala de un hospital, según cuentan estuve dos días y dos noches perdido, deshidratado y hambriento a punto de morir, se dice que en el platanal se llevaron masacres, por parte de grupos armados que dominan la región, son estas almas las que deambulan en las noches, buscando la luz y la paz en su alma.
Envío; Salim Rodríguez. administradora del grupo de WhatsApp de Cuéntame tu historia de terror.